Los ciudadanos no confían en la Justicia. En el último barómetro del CIS sobre confianza en las instituciones, el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial suspendieron con un tres y medio. Bien porque es lenta, bien porque es costosa o simplemente porque cada sentencia resuelve el problema con un vencedor y un vencido, el propio presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ, Gonzalo Moliner, se ha sumado a las voces que piden que la Justicia se modernice para recuperar una confianza que se les deshace con cada decisión judicial cuestionada fuera de los tribunales.
Esa confianza es la idea en la que se basa la mediación, otra forma de enfrentarse a los conflictos alternativa a la judicial en la que las partes son quienes resuelven sus diferencias, con ayuda de un mediador neutral, objetivo e imparcial, de manera confidencial y voluntaria. La mediación es ya una realidad en Europa y en España, aunque algo tarde, empieza a soñarse. La Directiva Europea 2008/52/CE forzó al Gobierno español a subirse a un tren que se le escapaba y que, sin embargo, ha despertado el entusiasmo de magistrados, abogados, notarios, trabajadores sociales, psicólogos y los propios mediadores, que abogan por hacer el sueño realidad y por contagiar ese entusiasmo a los legisladores, pues la voluntad de las fuerzas políticas tiene siempre la última palabra. Accede a la noticia completa ,en ABC del 29 de Septiembre, sobres las conclusiones de III Simposio Mediación y tribunales que se ha celebrado recientemente en Madrid.